Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

jueves, 30 de septiembre de 2021

miércoles, 29 de septiembre de 2021

 

Nunca vas a ser consciente de todo el daño que me has hecho



lunes, 27 de septiembre de 2021

 


"...Estaba tan guapa, 

tan guapa como la primera vez,

tan guapa como los finales tristes

que terminan con un beso, 
como esas tormentas que te ahogan
si no te mojan, 
tan guapa 
como esas mujeres que
-por fortuna o por desgracia- 
son para toda la vida.

Sueño tanto con ella
que verla es como seguir dormida..."


Leyendo este fragmento de un poema precioso de Elvira Sastre, me doy cuenta de que irremediablemente aparece tu nombre 
para hacerme cosquillas en alguna parte de mí.
Me dejo tocar y me toca. 
Tu nombre es un enorme mundo
de cuatro letras.
Descubro entonces que, sigo amando lo que en él habita.
Y sin embargo, también comprendo que lo que habita en él, no eres tú.
Yo sigo enamorada de tu nombre,
de cómo sonaba en mis labios,
de cómo se oía cuando
a otros les contaba sobre ti.
Pero entonces,
sé que tu nombre ya no es tuyo,
ahora te llamas así.
No te pertenece ese nombre
que yo te doy,
que yo te daba.
La dueña es otra mujer
que jamás habría querido
que nadie me llamase
como ahora lo hace tu nombre.
Así que,
estoy aprendiendo a separarte
a ti de ti,
las dos caras de tu moneda.
Nunca había visto a un atardecer prender fuego de esta manera
a mi cielo,
como si mi cielo fuera papel
de fumar,
como si mi cielo pudiera
llenarse de humo,
y qué importa que me queme,
si tú estás a salvo.


miércoles, 22 de septiembre de 2021

domingo, 19 de septiembre de 2021

 

Siempre di todo lo que tuve.
Cuando tuve un sol lo envolví y lo entregué sin pensarlo.
Cuando tuve un refugio dejé entrar en él y lo compartí.
Cuando tuve estrellas dejé que les pusieras el nombre que más te gustaba y te regalé las que me pude permitir.
Cuando tenía ríos los puse a tu disposición y te presté mi agua para que la bebieras, para que te lavase lo que creyeses necesario y nunca puse límites al agua que yo dejaba de beber para que no volvieses a sentir más sed.
Pero hubo un momento en el que yo no tenía sol, ni refugio, me quedé sin estrellas y mis ríos empezaron a secarse. Seguí dejándote que pudieras sentir calor si encontrabas el sol que yo había perdido, en mi refugio desordenado seguí dejando que durmieras, intenté buscar más estrellas para seguir dándotelas y que pudieras darles más nombres, y aunque no hubiera agua, no encontraba mejor cuerpo que el tuyo para que siguieras mi cauce.
Seguí dándote, como siempre, todo lo que tenía. Pero hay veces, que te quedas sin nada. Y yo también compartí mi nada aunque no fuera más que retazos. Consideré que sabrías ver que dar cuando no tienes es mucho más complicado que hacerlo cuando lo tienes todo.
Pero no fue así.
Ahora, me sacude el miedo las entrañas de pensar que no siempre podré dar sol, estrellas, refugios y ríos. Que hay momentos en los que ni yo misma puedo disfrutar de ellos porque no están en mi mano, ¿y entonces? ¿Qué pasará entonces? ¿Volveré a sentir de nuevo que si no soy todo eso se irán a buscar otros soles y ríos, y refugios y estrellas? ¿No será suficiente mi cielo vacío, mi cueva desordenada y mi cauce ? ¿solo van a quererme cuando mis manos estén llenas? ¿Alguien sabrá quererme cuando mis manos estén vacías? ¿Alguien me cederá su casa cuando no encuentre la mía?

Tengo tanto miedo a que me abandonen si mi yo se vuelve oscuro, porque yo también lo soy, que no creo que nadie vaya a querer sentarse conmigo cuando yo no tenga nada.

Pero yo siempre di todo lo que tenía: cuando yo era todo, cuando yo era nada, lo di.


sábado, 18 de septiembre de 2021

 

Sé que mi esencia es ser corazón. He conocido a lo largo de mi vida a personas que se rigen por la razón y sé que yo no soy así. Muchas veces, para intentar enmascararlo, he intentado hacer ver que soy más racional de lo que en verdad soy, en un intento absurdo por proteger lo que más duele que te rompan. Al final, creo que quien ha sabido mirarme sabe que formaba parte de una especie de teatro conmigo misma más incluso que con la otra persona. Sin embargo, me siento ahora mismo tan asustada, porque ahora no siento que haya ningún teatro en mi cabeza. No siento que esté haciendo por aparentar algo que en realidad no soy. Siento que aquí dentro no hay nada. Es como si poco a poco hubiese ido creciendo al rededor de él una piedra fuerte que ha ido recorriéndolo incluso sin yo darme cuenta. Creo que he puesto tanto corazón en los últimos meses en todo lo que me he permitido sentir que inconscientemente al mismo tiempo, como una enredadera gruesa, ha ido creciendo en él una pared de piedra que lo está cubriendo poco a poco. Me asusta porque esta vez no lo estoy controlando yo, no estoy haciendo yo porque sea así para que no me hagan daño. Me he abierto tanto en canal que creo que es el mecanismo de supervivencia que mi corazón ha decidido por mí y ahora no sé muy bien que es esto que late dentro de mí. Me siento asustada porque tengo un nudo en la garganta que no se va pero a la vez siento como dentro se han dejado de escuchar mis latidos. Me gustaría romper esta piedra, romperla a golpes. Pero no puedo. Es el instinto más intrínseco del ser humano, no puedo dominarlo yo. Creo que está tan herido que no ha sabido hacer otra cosa más que convertirse en piedra caliza y pararse. No sé por cuánto tiempo, no sé cómo impedirlo. Supongo, que cuando menos me lo espere algo romperá de una esta piedra aunque eso implique derramar alguna que otra lágrima y sentir que duele otra vez. Creo que cuando uno tiene el corazón tan lleno de rasguños, es el propio corazón el que ya, en el último momento, construye una puerta blindada para evitar que sientas lo que se guarda en él. 



viernes, 17 de septiembre de 2021

 

Llega un momento en el que ya no esperas absolutamente nada de absolutamente nada.





 

Hay mujeres
que son estaciones de (d)año,
tormentas torrenciales en agosto y estufa
en un diciembre lleno de abandonos.

Hay mujeres
que son pájaros sin alas en un cielo lleno
de recuerdos,
fieras carnívoras al acecho de las ganas
y de esa falta de poder ante la tentación
que solo es deseo confundido.
Hay mujeres
que son mariposas abstraídas esperando a que
cierres todas las puertas
para acariciarte las mañanas a través
de la ventana,
para sacudirte la mirada en cualquier
dirección ajena a tu rostro.
Hay mujeres
que son animales en celo
galopando sobre tu pecho abatido.
Hay mujeres
de ojos castaños
con alma de gata.
Hay mujeres
de ojos verdes
con alma de zorra.

Hay mujeres
que son signos de interrogación abierta,
tres exclamaciones siguiendo
una huida.
Un ladrido de madrugada.
Hay mujeres
que justifican el silencio.
Hay mujeres
que excusan la poesía.

Hay mujeres
que son aeropuertos alejados
de los que solo salen aviones de mentira,
puertos marítimos
en los que vuelves a ser otra vez tú,
estaciones de tren
donde se cruzan tantas contradicciones
que encuentras paz.

Hay mujeres
que suenan a herida al tocarlas
y te hacen desear la muerte antes que ellas.
Hay mujeres
que huelen a limpio, a cuerpo inerte,
y te hacen desear invadirles el corazón
y el pecho con la brutalidad de un ejército de flechas.
Hay mujeres
que desordenan tus huellas cuando aparecen
y te hacen desear encontrar tu camino
sobre su columna vertebral.
Hay mujeres
que no se esconden, que quieren sin escarcha en los ojos,
que saben a sed,
y esas,
esas te hacen desear quererlas toda la vida.

Hay mujeres
que esperas siempre
porque nunca llegan.
Hay mujeres
que están en todos los lugares que ocupas
menos en tus manos.

Hay mujeres
que son primeras y únicas,
que sobrevuelan el suelo que pisan los demás,
que son azules y ocupan un sitio
diferente al resto.

Hay mujeres
que crees por encima de todo
y por encima de todo deshacen tus creencias,
que son tiernas, ciertas y dulces,
y con su ternura, certeza y dulzura
parten tu inocencia en dos.

Hay mujeres
que abren tus ojos con un soplido de magia
y en el siguiente truco desaparecen,
como la suerte.

Hay mujeres
que te enseñan la moneda por las dos caras:
te besan negándote,
se marchan mientras te nombran,
se quedan en silencio
y desde otros recuerdos te afirman.
Que solo conocen la palabra derrota
en tu boca.
Que solo conoces la palabra victoria
en su boca.
Que te aman mientras te olvidan
y olvidándolas las amas.

Hay mujeres
que quieres y no puedes,
que son tanto que no son bastante,
que dándote lo que necesitas olvidan lo que deseas.
Mujeres contra las que no hay razones
que encajen
y conviertes en huida
para darles un sentido.

Hay mujeres
que son aves de paso,
bodas de un día,
amores que salvan tu vida en una noche,
postres eternos en medio de una prisa carnal,
engaños a la rutina,
tu alma animal rendida al instinto de supervivencia.

Hay mujeres
que aparecen como los aciertos:
a tiempo y sin esperarlas.
Que se atreven y se quedan y tienen
el pelo del color de tu almohada,
que se agitan y temes y dan la vuelta
a tus excusas convirtiéndolas en motivos.
Que te aman sin evitarlo
y amas sobre todo por supuesto.


Y
estoy
yo.
Que soy una en todas esas mujeres.

Y
estás
tú.
Que eres todas esas mujeres en una.



domingo, 12 de septiembre de 2021

 

El problema no es que no me quieras.

¿Sabes cuál es el problema?

Que por ti me pondría delante de cualquier daño que pudiera rozarte para que no te tocara.



 

¿Cuándo se deja de echar de menos?



sábado, 11 de septiembre de 2021

 

A veces te siento tan dentro de mí que creo que te oigo respirar



viernes, 10 de septiembre de 2021

 

Hay una cosa que he aprendido que me parece definitiva. Las cosas que te marcan para siempre vienen determinadas por algo que va mucho más allá de la propia persona que viene a dejarte una marca permanente: El contexto. A lo largo de mi vida me he cruzado con personas que han dejado algo en mí que no ha terminado nunca, igual que lo he hecho con otras que no han supuesto eso. Lo mismo habré hecho yo con los demás. Por supuesto, lo más importante y lo que ta hace que alguien sea quien es a pesar del tiempo es esa misma persona. Lo que es, su forma de ser, su sonrisa, su forma de pensar, su forma de sentir y de hacerte sentir algo que no ha conseguido nadie más. Sin embargo, aunque el valor sea inferior, sigue siendo trascendental el momento en el que ese alguien te toca. El contexto en el que vives algo, cómo llega a tu vida, lo que te enseña, lo que te transmite, de todo aquello que te salva, el cambio que provoca en ti, su manera de irse, su manera de permanecer. La situación en sí es tan determinante. Las circunstancias en las que se dan las cosas tienen un peso muy grande en lo que algo es para ti. Lo malo de esto, es que esas circunstancias no son elegidas por el propio individuo, se dan impuestas y a veces son perfectas y otras no lo son tanto. Eso, como dice Iván, puede determinar tanto lo que algo es que realmente te puede llevar a error. 

¿No es el contexto de una situación uno de los aspectos más pesados de su trama? 



jueves, 9 de septiembre de 2021

 

"Espero que no tengas planes porque dentro de tres días nos vamos a América"


Día 9 de septiembre de 2021, he terminado mi libro.



miércoles, 8 de septiembre de 2021

 

Después de semejante esfuerzo mental estoy tan agotada que puedo sentir como si mi cabeza hubiera estado corriendo sin descanso durante días



 





 

La vida ha querido que termine mi segundo libro en el mismo lugar donde escribí el primero.

Que lo escriba en el mismo lugar donde viví gran parte de él.

Y de todos los salones, de todas las casas que tiene Madrid, el destino ha querido que me desvele en esta, de nuevo.

Aún habrá alguien que lo querrá llamar casualidad.



martes, 7 de septiembre de 2021

 

Hace un rato estaba hablando con mi amigo Mario en una terraza en la que nos hemos sentado durante años. Hay personas con las que eres capaz de hacer preguntas trascendentales y que no suenen a chino. Con quien puedes decir algo que lleva rondando tu cabeza meses y no tener miedo. Me he quedado asombrada cuando me ha confesado que no soy la única, que a él también le pasa lo mismo que yo he conseguido preguntarle. Pero una pregunta lleva a otra y aquí estoy ahora después de años pidiéndome dar un paseo por Madrid, de noche, yo sola, sintiéndome de alguna manera alguien que conozco muy bien y que no conozco nada. Si estoy escribiendo esto, es para no olvidar la frase de mi amigo que tanto ha llegado a calar en mí: "no te olvides de memorizar tus mentiras" 




 


lunes, 6 de septiembre de 2021

 

Llevo días con un debate en la cabeza. ¿Es lo mismo la mezcla de dos personas que su relación? Es decir, ¿es lo mismo la mezcla de dos líquidos que el recipiente construido donde se mezclan?

Y en la caso de no serlo, ¿qué es más importante?

Considero que mis respuestas están bastante claras. Por supuesto, que no es lo mismo. Y por supuesto, siempre prevalecerá la mezcla frente al recipiente. 

Imagina dos líquidos que se mezclan entre sí a la perfección. Imagina, además, que es imposible que exista nunca una mezcla igual. Ahora piensa en el recipiente donde se echan. El recipiente se cae, se estropea, el recipiente se ensucia pero también puede lavarse, puede pegarse, puede, además hacerse y recomponerse a vuestra medida según vais aprendiendo, según el momento, según lo que se vaya necesitando. La mezcla no. La mezcla no puede hacerse ni recomponerse. La mezcla no puede hacerse a medida. Quizá ese es el mayor problema. Intentar que la mezcla sea esa mezcla, la mezcla. A mi al rededor veo a tanta gente que quiere que la mezcla sea lo que ellos quieren que sea. La mezcla no puede modificarse. Es la que es. Por eso hay algunas que son irrepetibles, nunca podrás sentir igual porque tú con otro líquido no das el mismo resultado. Lo curioso, es que por más que nos centremos en las diferencias, la mezcla es lo que siempre debería ir por delante de todo. El recipiente es modificable. Habrá épocas que se agrietara, que podrá oxidarse. Pero siempre será mucho más fácil trabajar en el recipiente, ir entendiendo que no se construyó para que esté intacto, de hecho, puede que lo interesante sea que se agriete y arreglarlo, ir mejorandolo, ir conociéndolo mejor. La mezcla siempre es lo que perdura. Una mezcla de dos líquidos que conectan no es corriente, no es común, es infinita y además es magia. 

Ojalá alguien llegue a entender esto...






 

Yo sabía a lo que me exponía. Así que, sabiendo lo que implicaba, decidí dejarte entrar un par de horas sin hacer nada para sacarte. Me lo permití porque sabía que nada de lo que hiciera iba a conseguir que no sucediera, salvo sentir una terrible frustración que no me gusta. Abrí la puerta y pasaste. No sé si llegue a sentir tu piel en ciertos acordes, o tu pelo, o tu risa. Pero, ahí estabas tú y yo dejándote recorrerme sin impedimentos. Podría decir que lloré de emoción, de pena, de miedo. En realidad, no lloré por ninguna de esas cosas. Lloré porque empecé a echarte tanto de menos que me pareció ver tu cara. Te sentí tan dentro de mí y a la vez no podía tocarte. Explotó tan fuerte todo lo que yo guardaba con tanto cuidado que solo podía dejarme sentirlo. Intenté dejar mis lágrimas en la última palabra de Andrés, pero no lo conseguí. Y como si fuera un chiste, de camino a casa, pasé por todos los lugares que alguna vez fueron nosotras. "¡Mira, el muerto de lujo!" "¿Y eso qué es?" Nada. 

Joder, es tan difícil, es tan jodidamente difícil. Qué perversa puede llegar a ser la vida. Justo estoy aquí, donde una vez te vi en pijama, y no quiero echarte de menos, no quiero. Pero me pasa y miro para otro lado, no sé a donde, a donde sea. Qué querrán contarme ahora estas paredes.

Ya no siento impotencia. He aprendido a vivir así y sentirme lo mejor que pueda. No me fuerzo, no consigo borrarte pero tampoco me enfado porque vivas aquí. A veces escuece, a veces me enfado con el momento en que nos conocimos. Porqué tanta mala suerte concentrada en ese tiempo tan difícil para el mundo, porqué. Pero tampoco me permito insistir en ese pensamiento. Simplemente, no hago nada, sigo así, no sé hasta cuando, e intento no preguntármelo. Solo sé, que ahora mismo, no puedo dejar de pensar en ti.





sábado, 4 de septiembre de 2021

 

Me gusta ser fuerte. Saberme fuerte. Mejorar en ese plano. Lo que no me gusta es cuando por mera supervivencia (y además, siendo algo que no es usual en mi por lo tanto me descoloca bastante) me siento toda una piedra. Todo se siente contenido y nada es capaz de tumbarte, de que sueltes una lágrima, de que sientas, al fin y al cabo. No me gusta cuando me hago piedra porque no soy yo, porque a pesar de que es un mecanismo de autodefensa cuando uno se siente más desprotegido, prefiero que no me suceda. Me gusta más cuando no pasa y no soy piedra y siento hasta lo que no quiero o no me gusta. Cuando soy piedra no queda nada porque todo se esconde muy hondo y es como si no existiera pero entonces también siento que yo no lo hago. Prefiero ser cualquier cosa a ser piedra. Cuando me sucede siento muchísima presión como si todo estuviera metiéndose a la fuerza en una maleta, con alguien sentado encima apretando para conseguir cerrarla. Es cierto que siendo piedra nada consigue hacerte daño, no duele nada, no hay hueco para nada porque todo está ahí mismo, a presión. 

Es un mecanismo de supervivencia que me parece lo más estúpido. Te deja "tranquilo" mientras dura, pero cuando se apaga, y siempre lo hace por algún motivo, la maleta se abre, se rompe la cremallera y se llena el suelo de todo lo que se guardaba en ella. Por eso cuando me sucede me asusta mucho más, porque sé que al final todo acabará desperdigado, porque de nada habrá valido no sentir el tiempo que tu mente haya conseguido, resulta completamente contraproducente. Ahora mismo me siento piedra. Llevo sintiéndome así unos cuantos días. Sé porque mi mente ha hecho esto sin consultarme. La comprendo. Pero al final, lo único que se consigue siendo piedra es retrasar algo irremediable. Y no merece la pena



viernes, 3 de septiembre de 2021

 

Hola. 

He pensado en ti. Otra vez. Vuelvo a estar aquí, recuerdo estas paredes. Recuerdo haber sido libre en ellas. Más libre que nunca en mitad del robo de mi libertad como derecho, tú, tú y tus manos me hicisteis más libres que nunca. Esa es una de las cosas que siempre me han gustado más de ti, tu libertad. Tu libertad es lo más bonito que me diste porque a través de ella, conseguiste darme exactamente lo mismo a mí. Tu libertad fue lo primero que quise de ti, antes incluso de saber tu nombre. Es esa libertad la que te hace feliz, la que te permite soñar, con la que siempre querré que camines descalza. Cuánto significa para mí tu libertad. Te quiero libre. Eso fue lo primero que te dije aquel día en Cartagena, cuando entré a esa tienda y vi esta postal: "Tú eres en todas partes, eternamente libre" Lo que siempre amaré por encima de todo. Tus alas libres. Me gustan tus alas libres. Vuela libre. Siempre sé libre, eso es todo lo que pido para ti. Tus alas para volar, que encuentres donde posarlas, que vueles otra vez, que las poses de nuevo, y que vuelvas a volar, que alguna vez te sientas libre encerrada, que camines libre, que vivas libre, que encuentres tu lugar y que nunca te alejes de él, como decía en Sincericidio. Que tengas la fortuna que eso supone. Eso es lo que sé de querer. 


Cuánto te quiero





 ¿Qué se siente cuando sientes muchas cosas a la    vez?