Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

miércoles, 26 de mayo de 2021

Definición de rabia:

Lloro por ti porque aún no sabes quién soy. Me gustaría decirte que llegaré con una voz clara y alta, que sé bien quien soy, que me quiero y mucho. Qué injusto me resulta que alguien pueda llegar a soportar las taras que otro te ha dejado. Joder, qué rabia. Yo no quiero que nadie se trague eso. Pero estoy tan llena de golpes, me siento herida y siento que sangran todos esos rasguños.

Es lo que te deja poner el cuerpo entero en el fuego por quien pensaste que nunca te quemaría. Es tan difícil volver a recordarte lo mucho que vales cuando te han hecho sentir que vales menos que nada. 

Y ahora estoy aquí, intentando curar cada un de las palabras que salieron de tu boca como si yo fuese un saco de boxeo con el que quedarte agusto. No puedo dejar de visualizarme incapaz de dar un golpe en la mesa y decir: Aquí estoy yo.

Esta anulación personal es una de las cosas que más me duelen porque yo solo quise darte alas a ser feliz, y tú me dejaste hasta arriba de lodo para poder sentir que podías serlo. Hablamos del summum del egoísmo. Yo me crezco y tú te haces pequeña. En la medida que yo soy más grande, tú decreces. 

No quiero que nadie me identifique como una mujer pequeña. Yo no quiero ser pequeña. Yo solo quiero recordar lo mucho que tengo en las manos, que los bolsillos me rebosan de cosas que ofrecer y mis cuerdas vocales tienen mucho por gritar.

No sé como empezar a recordar que yo no valgo menos que nada.



miércoles, 19 de mayo de 2021

 Definición de agradecimiento:

 

Sentada aquí, frente al mar, recuerdo cuando me hacías los días más cortos y más amables. Recuerdo cómo fue volver a sentirme viva otra vez cuando tú me enseñabas que había un mundo más allá del mío propio. Recuerdo todas y cada una de las lecciones que me has ido dando y cada uno de los nuevos conceptos que ahora voy a guardar para siempre. 

Que es un error mirarlo todo desde un solo lado, que cada uno tiene su propio prisma, que todos son válidos mientras no hagan daño a nadie. Ahora sé que hay otros muchos mundos ahí fuera, con paisajes que poco se parecen al mío, y que absorberlos solo puede hacer conmigo una cosa: enriquecerme.

Me enseñaste que la cocina también es una buena pista de baile, que la libertad no va de salir hasta las cinco de la madrugada, va de estar con la persona correcta pudiendo ser tú sin juicios, sin que llegue a haber un ceño fruncido, que se puede ser feliz con muy poco si son las manos correctas las que te la brindan. Que se puede llegar a vivir como animales.

Ahora sé, si cabe aún más, lo bonita que es Galicia, lo curativa que es su agua, y su gente, y lo sano que es tomarse dos Nordés en una de las comunidades más especiales de España. Me alegrará saber que tus pasos acaben llevándote a donde perteneces. Me haría muy feliz saberte feliz.

Sé hasta que punto puedo dejar mis miedos a un lado, y cuantos pasos me quedan por delante para conseguirlo del todo. Gracias por los que has caminado a mi lado, me alegra haber disfrutado de tu compañía. 

Me enseñaste de mi misma algo que creía haber olvidado: Cuánto me reconforta cuidar de otro ser humano que parece muy fuerte pero que en el fondo no lo es tanto. Cuánto me gusta intentar mejorar al otro, ayudarle, apoyarle, guiarle para hacerle mejor persona y alegrarme por cada uno de los jaque mate que consigue hacer por si mismo, pero con mi ayuda.

Hiciste del “no voy a sentir esto jamás por nadie” una anécdota. Cuantísimo tengo que agradecerte por esto, que bonito es saberme viva, aquí, sentada frente al mar sabiendo la suerte que me supuso haberte conocido, y haberme hecho entender que todos tenemos derecho a otra oportunidad. Que los errores pueden corregirse. Me hiciste darme cuenta que atrás quedaron muchos de los míos, que mi trabajo no había sido en balde. Que ya no necesitaba alzar mi voz para sentirme mejor, que llevar la razón solo te quita paz, que los tiempos en los que engañaba, en los que llegué a ser infiel, habían quedado muy muy atrás. Ya no me hace falta subirme a la chepa de nadie para sentirme superior. Ahora prefiero caminar a la vez, a veces de la mano, a veces mirando de reojo, pero nunca encima de nadie.

Gracias por enseñarme mi lado más intrépido, el que llega a coger y lanzarse en mitad de una pandemia a hacer una locura, independientemente del resultado, ahora sé hasta que punto estoy dispuesta a hacer cuando quiero de verdad.

Gracias por el tiempo, por las horas muertas, por las horas intensas, gracias incluso por estas horas, aunque sean amargas. Sigues haciéndome sentir un ser humano que merece la pena, porque me doy cuenta de que puedo amar de manera pura, aunque eso suponga derramar alguna lágrima y sentirme triste. Porque ahora mismo leo a Cortázar y su “que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera no lo conseguiría” y su “pero que te quise y que te quiero aunque estemos destinados a no ser” y empatizo con alguien como Cortázar. Y eso es todo un lujo.

Seguiré añadiendo y añadiendo a mi lista cada una de las cosas que me gustaría agradecerte, que me gustaría decirte aunque nunca las leas. 

Gracias por hacerme sentir que tu felicidad me importa demasiado, y que precisamente por eso, ojalá y lo seas, y mucho si cabe más que nunca, aunque sea a millones de kilómetros de mí. Y aunque eso me duela. Me da igual. Lo que siento por ti me hace priorizar y saber que tu felicidad me importa mucho más.

Pero sin dudarlo, la más importante de todas, es gracias por hacerme ver que el amor puede superar fronteras como el espacio o el tiempo sin necesidad de hacerlo más feo. Al contrario.

 

Porque aquí estoy yo queriéndote, como siempre.





domingo, 9 de mayo de 2021

 

Si quieres juzgarme, adelante. Soy la primera que te anima a hacerlo. Pero si vas a juzgarme, hazlo por lo que soy, no por lo que tú has creído que me representa. Porque entonces es inevitable pensar que tanto tiempo invertido en ti, se convierte en nada cuando no me has conocido como yo he dejado que lo hagas. 

Si de verdad piensas que soy una cosa que solo existe en tu cabeza, lo siento. La verdad que me resulta muy triste hacia mí, que se pueda llegar a establecer una imagen de mi persona que dista mucho de la realidad. Eso me pone triste y me acongoja. Porque entonces nada de lo que he llegado a mostrar de lo que yo soy, de lo que yo creo, de lo que yo valoro de la vida ha sido demasiado fuerte como para tomarse como la verdad. Porque yo jamás he mentido, porque puedo decir que no hay nada que tú no hayas sabido. Me hubiese gustado ver a mucha gente en la misma situación... y haciéndolo mejor. La parte fácil siempre es señalar con el dedo. Yo, sin embargo, me he dedicado a cortar cada uno de los miembros que en algún momento te hayan podido señalar a ti, incluso cuando se trataba de tus fallos. 

Incluso ahora. Incluso siempre.

Ojalá la rabia o la ira no te nuble la vista. Ojalá no hagas del orgullo tu cómplice. Ojalá no compartas tus secretos más íntimos con cualquiera que pasa. Ojalá supieras que mi intención nunca fue hacerte sentir un abandono, porque yo nunca me habría ido, sino que me faltaba el aire para poder respirar. Ojalá algún día sepas que nunca me habría ido no porque me cuesta soltar, sino porque creía en la mezcla que hacíamos cuando éramos uno. Porque eres la primera persona que no he idealizado ni un solo segundo en mi cabeza, porque siendo tú, hasta con lo que menos me gusta, no habría querido cambiar de portal para subir a otra casa. Ojalá me hubieras creído. 

No pasa nada, aun así, utilizo la empatía e intento entender la justificación que utilizas. Espero que te sirva y que te siente bien. Que los días a ti se te hagan más cortos que lo que se me hacen a mí. Y que esos motivos te den las alas suficientes para echar a volar. Ojalá te quieran y mucho, si cabe más de lo que tú puedas querer y que sea todo eso que tú siempre has querido. Perdona mis errores, aunque me encantaría que jamás los entendieras. Eso significaría que no sabes cómo se puede llegar a vivir cuando la ansiedad te atrapa y te impide ser tú. Cuando una situación te supera y no te deja vivir con coherencia. Es difícil entender este caos, aunque estoy convencida de que se atenuará y que en algún momento alguien sabrá que esa parte de mí más que un fallo constante, es un sobreesfuerzo continuo para seguir combatiendo aunque no siempre de manera acertada. 

Solo le pido a la vida que llegue un día en el que puedas sentirte tu misma de la misma manera en la que yo me sentía cuando estaba a tu lado. 


domingo, 2 de mayo de 2021

 

Definición del destino:


Recuerdo el despacho y el semblante serio del director tras mis palabras: "no voy a tener disponibilidad". Se me cerró una puerta al mismo tiempo que se me abría otra. Inexplicablemente (y sigo aún sin encontrarle el sentido) mis pasos tenían que llevarme a la otra punta del Atlántico. Y así fue.

Un mes más tarde, ahí estaba yo, con mis dos maletas en la mano y mi nueva aventura en el bolsillo. Llegué a un país donde las personas eran extremadamente educadas al igual que extremadamente frías. Igual que su temperatura. Que sus calles, que su ambiente. Y me alucinó. Pero eso es otra historia.

Recuerdo que pasé allí casi dos meses y cuando quise darme cuenta faltaba algo menos de una semana para volver a casa. Una mañana cualquiera, de un día más cualquiera, yo como siempre, estaba fumando esperando al bus que tenía que llevarme al metro para llegar a la escuela donde fui una afortunada de estudiar inglés. Música en los cascos y mirada curiosa a través de la ventana, ¡cuánto me gusta analizar el modo de vida de otros lugares! Sin esperarlo, me llegó un mensaje más que inesperado. 

Llevábamos algo más de dos años sin saber nada el uno del otro, sin escribirnos, sin vernos, sin hablar de que estaba haciendo la vida con nosotros y nosotros con la vida. El que había sido mi mejor amigo, y con total certeza, la persona con la que he compartido algunos de los momentos más increíbles de mi adolescencia y parte de mi juventud más temprana se había acordado de mí. Y no solo eso, acordarse es la parte fácil; se había atrevido a decírmelo. No pude dar crédito a su mensaje y más aún cuando me escribía diciéndome que sabía que estaba en Toronto y que por diversas situaciones azarosas el también se encontraba en la ciudad.

Una compañera de trabajo tuvo que ponerse enferma unos días antes. Tuvo que ir al médico y este decidió que era mejor que se quedase en casa. Tuvieron que avisar a las personas que estaban de guardia para que la cubrieran y fueran a hacer su trabajo y de todas esas personas que casualmente esos días no trabajaban y que estaban de guardia el nombre de mi amigo tenía que estar en esa lista. De todos los vuelos que podía cubrir estando de guardia tuvieron que asignarle Dublín-Toronto, y tuvo que coincidir que aún quedasen cuatro días para que yo abandonase la ciudad. Después de que el azar jugase su papel, tuvo que llegarme ese mensaje y la consecuencia fue mi sorpresa y mi felicidad.

Unas horas más tarde, ahí estábamos, dos amigos que por circunstancias habían pasado un tiempo sin compartir camino, que se conocieron en un pueblo de la España más profunda y que tenían que volver a encontrarse allí, en un inmenso árbol de navidad, en la ciudad de Toronto, a 6032 kilómetros de su punto de origen.

Lo que vino después no hace falta contarlo, queda entre el y yo. No hizo falta más que un abrazo sincero y una conversación para que ahora volvamos a las andadas y el camino nuevamente sea compartido.

El destino nos manda las señales, pero somos nosotros los que debemos aprovecharlas. Caprichoso como él solo se encarga de que todas las piezas acaben estando donde tienen que estar. Va a resultar que sí que existe la magia.... Déjate de vez en cuando que toque tu hombro y gírate a ver qué tiene que decirte.