Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 31 de enero de 2022

sábado, 29 de enero de 2022

 

¿Y tú cómo le plantas cara al miedo?


                                        Con un beso



martes, 25 de enero de 2022

 


Escribir se trata de darle su lugar al silencio,
de mirar las calles como espejos del tiempo,
donde te miras
y te ves y no te ves,
es saber que tienes una espalda que nunca has visto,
que a pesar de ser tan tuya no llegarías nunca a incrustar tus uñas en ella
como se hace con las semillas en la tierra,

que a pesar de ser tan tuya,
solo puedes intuirla,
suponer a qué huele
y alguna vez,
con fortuna,
cerrar los ojos y entregarla así.



Por eso escribir no le llega a pertenecer al poeta,
porque nuestra espalda es nuestra pero no lo es,
porque sabemos que no podemos escalarla,
que no podemos medirla con los dedos
y partir la escarcha,
porque lo que nosotros escribimos
otros lo viven,
porque lo que nosotros vivimos
sucede en la piel que se toca,
y sin embargo se escribe
en un poema que no se acaba nunca.



La poesía es reconocer que tu espalda 

siempre fue tuya,          

pero jamás lo será.





miércoles, 12 de enero de 2022

 

Me daría profunda pena cerrar este blog y nunca lo voy a hacer.

Pero voy a tomarme un descanso radical de diferentes cosas entre ellas el teléfono y demás.

Eso incluye esto.

Necesito reconectar conmigo y hacerlo bien.

Conectar con otras cosas. Encontrarme. 

Y dedicar todo el tiempo necesario a mí y a las personas que me cuidan y que me hacen sentirme bien.

No es un adiós. Porque el adiós no existe.


Es un hasta pronto.



 

Recordar todas esas partes de mí que dejé esparcidas,

que salieron a borbotones de mis bolsillos,

que ya no hablan de quién soy

sino quizá de quién fui,

quizá de quiénes fuimos,

y con mis manos colgando

al final de mis brazos,

con mis brazos más huecos,

con mis uñas largas presionando mis sienes,

con el jugo que sale de ellas cuando las exprimo,

medir la distancia que me separa de mí,

para confesar que, 

de momento, 

no deseo escribir nada más 

que los centímetros que ocupa

el calor del abrazo que quiero darme

a mí misma.



lunes, 10 de enero de 2022


A veces, 

me confunde otro tiempo

dentro de este tiempo,

puede llegar a ser tan preciso,

que uno ve los límites de la memoria

expandirse y hacer del ahora 

una mezcla marchita con el ayer.

 

Entonces, 

siempre oigo tu risa,

que es lo único que mi memoria 

ha decidido mantener de ti en mi 

con total exactitud.

 

Y cuando vuelvo a oírla,

mis manos por un instante,

vuelven a ser las que fueron

y no está jaula que aprieta

mis dedos inertes.

 

Y cuando vuelvo a oírla,

también me escucho a mí

gritar,

al recordar a nuestro bebé

llorando aquella noche,

falto de aire,

al que después de alimentarlo con aquel amor 

tan nuestro,

 

Vi morir en mis brazos

y solo lloré yo.




Yo solo quiero bailar conmigo y disfrutar de la pista.

Cuando la vida te da la oportunidad de reconectar con quien eres, de pasar un tiempo siendo solo yo conmigo, no está nada mal aprender a bailar solo, ¿verdad?

Es un buen momento para aprender a no ser dos. 

Habrá tantos años así en nuestras vidas, que tener que aprenderlo más mayor supongo que debe ser más complejo.

Me parece bien aprenderlo ahora. Y que ya dure para siempre.



sábado, 8 de enero de 2022

 

Una de las cosas que me ha dado la experiencia es entender las grandes diferencias entre 

querer,

querer mucho,

y querer muchísimo.



miércoles, 5 de enero de 2022

lunes, 3 de enero de 2022

 

Me ha costado mucho entender que los golpes recibidos no vienen provocados por quien soy yo sino por quien eres tú.



domingo, 2 de enero de 2022

 

Yo sé que soy maravillosa.

Solo quiero recordarlo puramente para no olvidarlo.

Quiero recordarlo por mi misma,

no quiero necesitar a otro alguien para sentir que lo soy, no quiero que lo que yo sé que soy dependa de lo que otro halaga de mí.

No quiero que mi autoestima esté en manos de nadie, salvo en las mías.

Y cuando lo consiga,

entonces poder volar sabiendo que todo tiene sentido otra vez.



 

Si al final todo va a concluir,

si somos fruto de ser pasado,

si lo que construimos ahora está irremediablemente destinado a convertirse en recuerdo,

cuidemos,

toquemos,

porque quién sabe cuando algún día 

terminará con lo que tengamos ahora.

Alguien me dijo que el arte no está en el presente,

y es que lo que escribimos en nuestro libro de vida

irá allá donde iremos,

será nuestra historia,

explicará porque somos quienes somos.

Cuidar lo que vives es cuidarte a ti.

Ser como los perros,

cuando un perro muere no puede dejar 

un mal rastro,

solo puede dejar una huella que nace desde la caricia.

Ser como los perros.

A veces uno tiene tanto miedo,

el pasado puede ser un fantasma abominable 

al que la mayoría del tiempo procuramos

mantener a raya,

hacemos fuerza contra la puerta para que no se cuele.

Miramos hacia otra parte,

queremos sentirnos a salvo de las garras que 

nos recuerdan de donde vienen estas heridas.

El pasado sirve para saber qué pasó,

qué cambió lo que eres ahora,

qué te aterra que te vuelva a pasar.

Ser como los perros.

La desconfianza que ahora habita en ti,

que te define,

tú solo sabes cómo nació,

qué pasó para que ahora no puedas confiar

en manos que no son las tuyas.

Los perros perdonan, como yo.

Pero uno ya no habla de rencores,

el rencor es una hoja en blanco donde no hay nada escrito.

Las secuelas son otra cosa.

Poner el corazón en remojo no sirve de mucho

cuando no está sucio de rencor,

sino agrietado de desengaño.

Ser como los perros.

Lo miras y piensas;

qué queda aquí de mí,

qué queda, si no se cuela ni el aire porque

hay puertas que ya no consigues abrir.

Al final uno llama sin darse cuenta al tiempo

que aún no ha vivido y se recuerda que la parte buena, es que un corazón que sabe lo que es convertirse en rasguño no puede volver a quebrarse jamás de la misma manera.

Te has hecho fuerte,

pero a qué precio.

La vulnerabilidad toca su fondo y ya no puede volver a ser la misma.

No se puede romper lo que ya está roto.

Y es un punto de apoyo hacia la salvación pero también es la memoria que te dice que uno no quiere sembrar en sentimientos vacíos de peso en los que ni siquiera quedó el eco de nada.

Es como haber gritado en las cuevas donde el sonido se muere tan fácil como nace.

Llevo toda mi vida huyendo de lo sencillo,

porque navegar en lo cómodo me parece algo así como desperdiciar el mar.

Y por eso soy una amante ciega de las olas, del sabor a sal, de la brisa que mece las cosas y no las mantiene estáticas.

Ser como los perros.

Entonces te das la tregua que sabes que debes darte,

que volver a querer cuando has querido más allá de la carne, supone un impulso que no va a llegar ni rápido, ni fácil, ni pronto.

Nunca supe empalmar sentimientos que necen continuamente de una mano a otra, somo si yo fuera un lienzo que puede dibujarse y desdibujarse y volverse a dibujar seguidamente.

Me imagino como una tierra fuerte,

como una tierra en la que no se puede sembrar a la ligera, porque no crece a la ligera, porque yo no soy ligera.

A veces me gustaría pensar que soy más simple, como el mecanismo de un juguete simple, al que das cuerda y ya está. 

Pero la tierra que me habita es difícil de traspasar,

los nombres que quedan en ella no hacen el mismo ruido, porque cualquiera no llega al fondo, ni consigue mover tus raíces.

No puedo no ser yo. No puedo ser como el resto porque cuando lo intento, me siento una extraña dentro de mi misma.

Así que toco mi tierra y la veo fuerte,

la veo plagada de lo real, y lo real, por suerte o por desgracia, no está siempre a la vuelta de la esquina.

Me tumbo en la tierra y lo pienso.

Y entonces empiezo a comprender que si todos los ojos te hicieran volar,

que si coleccionas ojos que te miran, y que todos los que colocaste te miraron por dentro, que si tu lista de personas es larga, entendiste de carencias,

pero jamás supiste vivir de una mirada.

Y es ahí, cuando aunque sepa lo caro que siempre sale, sonrío.

Ser como los perros.



sábado, 1 de enero de 2022

 

Siempre he pensado que todo lo que llevamos dentro nace del cómo.

El cómo se hacen las cosas 

tiene toda la potencia que no tiene

el qué se hace.

Cuida los cómos.

De ellos siempre procede

la definición de quienes somos todos,

el cómo define la excepcionalidad,

define la mediocridad,

va marcando el rastro que dejas

allá donde pisas,

va marcando el rastro que dejan

en la piel que eres.