Sin título.
La inconstancia no tiene medida, ni solución, ni medicina.
La constancia se mide en arrugas en los labios, y en rinconces que aun no han sido descubiertos.
Cada movimiento es una marea de vapor intenso, que mata de calor o frío, y agota el alma a deseo o necesidad.
Ella se marea entre un mar caliente de caramelo.
Se enfada con el tacto y adora la visión de barrios cerrados por restauración.
Padece de frustracción e incontrol, vuela entre pájaros enjaulados.
Se mancha en sus lágrimas al calor del inconocimiento absoluto.
Previene marea baja, y predice marea alta.
Tiembla de locura y desconfianza.
Sabe cerrar la boca ante la rabia, y compartirla con su lengua quieta.
"El corazón de lo falso está en la boca, pero la boca de lo verdadero está en el corazón"
Su mayor miedo; mi silencio. Su mayor frustracción; mi constancia. Su mayor deseo; la falta de frenos.
Ella no vive en mi, yo vivo en ella. Compartimos esto que llamamos solidez.
Mi mayor enemigo; Yo misma.
Mi mayor contringante; Mi reflejo.
Mi mayor temor; Un espejo.
Un nombre mientras me enfrento a esa imagen asalta mi cabeza. Me cambió de nombre, aullo de mentiras, y me enfrento a esa que soy yo en otra vida, miro el reflejo de aquella que no me pertenece. Y entre el temblor de mis piernas pronuncio mi nombre: S.
Nadie la conoce, así pues nadie me conoce a mí.