A veces,
me confunde otro tiempo
dentro de este tiempo,
puede llegar a ser tan preciso,
que uno ve los límites de la memoria
expandirse y hacer del ahora
una mezcla marchita con el ayer.
Entonces,
siempre oigo tu risa,
que es lo único que mi memoria
ha decidido mantener de ti en mi
con total exactitud.
Y cuando vuelvo a oírla,
mis manos por un instante,
vuelven a ser las que fueron
y no está jaula que aprieta
mis dedos inertes.
Y cuando vuelvo a oírla,
también me escucho a mí
gritar,
al recordar a nuestro bebé
llorando aquella noche,
falto de aire,
al que después de alimentarlo con aquel amor
tan nuestro,
Vi morir en mis brazos
y solo lloré yo.