Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

martes, 24 de marzo de 2015



El tiempo pasa y nunca en balde. Todo va cambiando, un hecho puede sentenciar la decena de cosas que sucederán después. La repercusión de cada decisión que tomas determinará tu futuro. Y es terrorífica esta realidad, porque nadie puede decirnos que es mejor ni darnos una garantía de que vayamos a conseguir lo que queremos. Así pasa, que como humanos que somos no paramos de equivocarnos. Probablemente, tomemos en la vida más decisiones fallidas que acertadas, pero lo importante es aprender de ellas, y aunque siempre nos quede en la mente el "y si..." cada sueño roto, cada herida, debe recordarnos lo que un día fuimos y lo que un día estuvimos dispuestos a hacer por algo, aunque no saliera de la forma que anhelábamos.
Acordarse de los fracasos no es malo. Forman parte de nosotros igual o más que nuestros triunfos, pues nos hacen más vulnerables y a la vez mucho más fuertes. Somos lo que un día nos hizo caernos y llorar, pero también somos ese algo que hizo que nos levantáramos y continuáramos con nuestro camino.
No debemos olvidar nunca lo que fuimos. A pesar de los golpes. De las heridas. A pesar de la impotencia de mirar de lejos lo que pudo haber sido y no fue.

Tener cicatrices en la piel significa que algo grande sucedió.