Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

martes, 24 de agosto de 2021

 


Tormenta de verano


Esta tarde nos hemos calado hasta los zapatos mi amiga Mata y yo. Ha caído, literalmente, la monumental en Albacete. Parecía que habíamos salido de la ducha pero con la ropa puesta y en mitad de la calle. Me encanta la lluvia, me hace recordar que el mundo está vivo y que yo formo parte de él. Creo que siempre he vivido enamorada de la lluvia, nunca me canso de ella, parece que cuando llega yo me siento mucho más feliz. Entonces, me he puesto a pensar en el amor. Y me he puesto a pensar en mí. Una de las cosas que más me gustan de mí es que no necesito a otro ser humano para sentirme completa. Yo puedo estar completa sin que nadie tenga que rellenar ningún hueco. Por eso, sé perfectamente que cuando alguien está ahí es porque ha conseguido entrar dentro de mí. Nunca he buscado a nadie, nunca he hecho porque nadie apareciese, simplemente cuando ha tenido que pasar ha pasado. Nadie ha sido el fruto de una búsqueda exhaustiva como la que veo que a mi alrededor realiza la mayoría. Eso me pone muy triste. Entonces, me acuerdo de Cortázar, y de su "Como si se pudiese elegir en el amorcomo si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio".

Miraba la lluvia caer con tanto ahínco que yo me sentía cada vez más y más viva. Y he caído de esa manera, en lo difícil que puedo llegar a ser. Yo quiero que alguien quiera salir conmigo a la calle, cuando cae la mayor tormenta del mundo y las aceras están inundadas y la gente se mete debajo de los soportales y espera que pase. Quiero que no le sorprenda que entonces la llame "Vístete que llueve". Y en ese momento pisemos la calle, con toda la lluvia mojándonos el pelo y las pestañas, y se me corra el rímel. Que acepte mi locura y no le ponga prejuicios. Tirarnos al suelo y besarnos y que llueva y mojarnos más. Correr en los parques con las tormentas encima de nosotras y reírnos. Entonces he pensado que es tan difícil que alguien entienda toda esta locura que vive dentro de mí. Mi psicóloga dice que tengo una sensibilidad especial. Que mi manera percibir las cosas es más intensa que la de los demás. Eso me asusta hasta mí y por eso, a veces me escapo. Dice que tengo el deber de cuidarla toda la vida porque es peligrosa. Porque pueden hacerme mucho daño debido a ella, aunque también me abra la puerta a un mundo que a muchos se les escapa. Me he dado cuenta de que no quiero a nadie que no la entienda. Que no quiero a nadie que no quiera mojarse conmigo debajo de la lluvia, que no comprenda que este sin sentido soy yo. Y por suerte, para mí, como no me siento menos ni de lejos porque nadie ocupe el otro lado de mi cama, asumo que si no aparece una tormenta, una conexión infinita, lluvia persiguiendo mis talones, prefiero que no haya nada.