Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 2 de mayo de 2022

 

Siempre me ha costado el doble hacer cosas por mí que por los demás. Siempre he sentido que la única manera que conozco de darme es dando. No he conocido nunca las dobles intenciones, el aprovechamiento del que tiene un interés detrás. Si he dado siempre es porque he sentido que es la única manera en la que en el fondo voy a poder darme a mí.

De esta manera he construido mis vínculos desde que tengo memoria. Sin embargo, conexiones reales del tipo que sea, me han sucedido unas contadas veces a lo largo de mi vida. Eso es extremadamente especial porque cuando te toca otro ser humano que consigue transpasarte la energía es increíble y real. Precisamente porque sabes todas las veces que no te está pasando. Pero también es absolutamente agotador porque las personas que somos realmente selectivas no porque queramos sino porque no podemos evitarlo, sufrimos como valor seguro. Imagina que solo pudieras hablar tu idioma con 10 personas en toda tu vida. Esas 10 personas serían únicas, marcarían siempre un antes y un después en tu vida. Sus éxitos y sus fracasos los vives como si realmente fuesen tuyos. Y no son solo palabras. Por eso nos cuesta muchísimo más transitar las ausencias, las despedidas, las rupturas. Por eso nos cuesta mucho más gestionar esos huecos. Sus caídas. El adiós.