Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

sábado, 27 de noviembre de 2021

 

Antes me presionaba. Yo sola. Tenía a todas las personas de mi entorno, a mis amigos nuevos, a gente que lleva su mochila de experiencia a la espalda gritándome de todas las maneras posibles que es completamente normal sentir lo que siento. Yo no les escuchaba y me presionaba más. No me importaba mucho que me dijeran el mismo discurso de manera repetida. Hace a penas unas semanas dejé de presionarme. Y entonces lo entendí. Entendí las experiencias de las demás personas y entendí la mía. No podía seguir presionándome y luchando para no sentir algo que era irremediable. Hace poco leí un texto de Sara Buho donde decía que simplemente hay gente que cala y que para ellos hay que dedicar la mayor calma del mundo. Seguí entendiendo con más fuerza. Creo que después de una experiencia que ha sido la intensidad hecha persona, uno no puede pretender que desaparezca fácilmente. Uno deja de sentir dolor a diario para a veces de manera inesperada encontrarse llorando por la cosa más tonta. Y forma parte de haber vivido algo que ha penetrado en el lugar más profundo de tu médula. Yo luchaba contra eso porque veía que solo lo sentía yo y sentía que era injusto. Entonces volví a entender y me di cuenta de que qué importa eso. Lo que importa es lo que algo signifique para mí. Y por suerte es mucho porque lo que vivo es real y no muchas cosas en la vida traspasan tanto como para presionarte contra ellas. Es de hecho una fortuna. No es algo que suceda una y otra vez, ni mucho menos con todas las personas. La mezcla de dos no es igual ni por asomo en todo el mundo. Así que dejé de presionarme, y me permito ser yo. Sentir lo que mi cuerpo siente y dejarlo ser. Si en un momento determinado algo me sacude por dentro lo dejo y lo siento. En el fondo me gusta saber que cuando yo digo que siento lo hago de una manera tan real que suena de esta forma. Me pido perdón por estos últimos meses donde me he presionado tanto intentando luchar contra algo que no depende de mí. 

Lo digo y lo diré siempre,poder sentir el amor auténtico merece la pena.