Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 2 de agosto de 2021

 

Yo siento como asomo la cabecita desde la cueva de la ansiedad. Como poco a poco cojo cada miedo y con toda la valentía que crece en mi, le planto cara. Como me gusta conseguir tachar miedos y como he mejorado en mi salud mental.

Es tan importante pedir ayuda cuando algo no va bien, tanto tanto tanto que al final el único lamento que puede quedarte una vez que lo haces es no haberlo hecho antes para que todo hubiese sido muchísimo mejor. 

Que esto esté dejando de ser un tema tabú me satisface y me hace feliz. Uno no decide tener ansiedad crónica. Uno decide coger ese problema y aunque de mucho miedo, trabajar lo para que puedas vivir lo mejor posible y siendo libre y feliz de esa ansiedad. En el camino, habrá mucha gente que se aleje de ti por lo mismo. Personas que no querrán soportar eso, será respetable y se irán. A otras quizá se les escape de las manos o se les quede grande. Otras, sin embargo, apreciarán y se enorgullecerán de cada vez que logras algo que te había costado mucho, de como poco a poco eres tú quien actúa por si misma, y no la ansiedad quien coge las riendas. Verán cómo lo haces cada vez mejor. Pero precisamente por todas esas personas a las que tanto quiero, quiero mejorar cada día, quiero ser mejor y siento que lo estoy logrando, que la ansiedad cada día está más chupada, que se cómo vivir con ella sin que me afecte casi nunca. Me alegra mucho quien no ha dejado de ver nunca que la batalla iba a ganarla yo, y me alegro de haber pedido ayuda aunque ya fuese en el último respiro de aire. No pienso dejar que jamás mi mente me haga perder lo que quiero, maneje ella la situación por mi, o me impida expresar lo que siento. Nunca digo adiós a nada, porque no creo en la palabra adiós, mi vida ha dado muchas veces muchas vueltas y ha hecho de los adiós cosas inexplicables y maravillosas. Las vueltas de la vida son mágicas. Pero puede que esta sea la primera y única vez en la que si creo en un adiós: Adiós mente dominándome.