Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

domingo, 8 de agosto de 2021

 

Hay una cosa muy concreta que sucede con las etapas malas en la vida. El verbo cuestionarse viene siempre de la mano de ellas. Esos momentos malos que a veces se ven prolongados en los que parece que nos ha mirado un tuerto, traen consigo una gran serie de preguntas que nos hacen cambiar nuestras respuestas. Nos hacen preguntarnos cosas que antes no habíamos hecho o dudar de las verdades que considerábamos absolutas. Tener el valor de mirarnos en el espejo y contemplarnos para mirar también aquello que no nos gusta. Para aprender cosas nuevas. Para conocernos más que antes y ver hasta dónde estamos dispuestos a llegar, cual es nuestro nivel de entereza. El cuestionamiento continuo de lo que creemos, que se desmonte, es como volver a aprender a caminar. Trae consigo preguntas nuevas, hacia nosotros mismos, hacia la vida.

Por eso es tan necesario permitir a la vida que nos traiga cosas malas, no evitarlas, no negar la evidencia, vivir con ella, mirarla, escucharla, escucharnos, y si cabe, ser menos desconocidos de lo que éramos antes.