Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 17 de junio de 2019



Muchos han intentado definir esa palabra. Hasta los que más lo han intentado han fracasado en su misión. Referentes para mi y para medio planeta. Probablemente sea el tema preferido sobre el que componer una canción o escribir o pensar antes de quedarte dormido. Dos sílabas que encierran la mayor droga que existe, con la que incluso hemos llegado a comercializar y venderla al mejor postor. Algunos la utilizan a la ligera. Y muy pocos la han conocido. A algunos nos asusta y otros prefieren dejarse llevar por su locura. No todos saben de lo que hablo. No todos han tenido la suerte de probarla aunque les hubiera gustado. No todo el mundo sabe lo que es escuchar una canción que para ti lleva su nombre. Ni saben lo que es asociar un olor a una piel o han sentido como el cuerpo se acelera por algo tan simple como tener a otro ser humano cerca. Seguiremos sin poder darle una definición exacta, y realmente es mejor que sea así. Solo podrían dársela los dos que lo comparten y probablemente ni siquiera se acercarían. Algunos lo conocen antes, otros después, otros nunca. Puede que sea esa unión que nada es capaz de detonar y que perdura con los años. Quizá no sea más que complicidad a nivel extremo, quizá sea siempre quien menos esperaste. Nunca podremos encontrar una explicación, pero digamos que produce hasta electricidad. Y que, si, tiene que ir ligado al dolor. Y a la desesperación, y a la distancia, y a la soledad. 
Que sentido tendría una historia de amor sin algo así. Que sentido tendría un amor civilizado. Que sentido tendría un amor sin que el destino esté dispuesto a sorprenderte siempre. Sin ser inesperado. Sin ser intenso. Que sentido tendría un amor sin ser amor...