Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

jueves, 13 de junio de 2019



El tiempo es la variable más relativa de todas. He sentido como todo cambiaba de un día para otro, y lo que veía en el de enfrente, era un reflejo de lo que me transmitía el día de antes. He estado sin ver a alguien días y meses y más meses y esa personita me ha hecho sentir exactamente lo mismo que la última vez, como si el tiempo nunca hubiera existido. Somos presos de el y nos tiene atrapados entre sus barrotes. Nunca podrá compararse con una medicina, y mira que la tendencia a responsabilizar al tiempo de la cura de nuestras heridas es un error frecuente. Que sabio es eso de que el sentido común es el menos común de los sentidos.
He sentido como en escasas horas todo era diferente dentro de mi y como en años nada había cambiado lo más mínimo. El tiempo nunca jugará a nuestro favor ni a nuestra contra. Puede ser un aliado o nuestro peor enemigo, pero eso ni nosotros mismos lo sabemos. Forma parte de nosotros y nos recuerda con cada cana que aparece o con las pequeñas arrugas que empiezan a formarse, que nuestro momento en este lugar es temporal, que sigue corriendo.
El tiempo realmente no importa. Lo que importa es lo que hagas con el, porque desde luego, no es ilimitado. Al final sólo arrasa con lo que puede arrasar, con lo que no pesa lo suficiente, con lo que no perdura.