O quizá sí.
Había algo de miedo. De incomprensión. Ganas. También había vergüenza. Locura.
Un verdadero cocktail, uno de esos con nombre rebuscado. De esos que pides sin saber muy bien lo que estás pidiendo, pero parece el más llamativo para probar.
Pero cuando te lo sirven lo bebes a sorbitos porque no terminas de saber si te gusta o no. "Que bueno está, pero el sabor final no sé si me convence"
El caso es que ya no te miro.
Y bueno, tú a mi tampoco.
Y no sé....
Quizá ya no está tan rica la cerveza.