Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

domingo, 30 de marzo de 2014



Deberías haberme explicado hace tiempo como dejarte la puerta cerrada para siempre desde que saliste por ella. Se te olvido decirme como no recordar cuando entrabas por ella, como lo hacía yo. Ojalá te lo hubiese preguntado. Ahora sigo sin saber esa respuesta que nadie tiene. Y sólo la sabes tú. Demasiado tarde llego para preguntártelo, me tocará quedarme con la duda hasta que un fuerte vendaval la cierre por mi y luego sea incapaz de volverla a abrir. Pero en medio de la nada no hay vientos, ni calor, ni frío. La vida nos hace a todos esclavos de un tiempo y un lugar, sin medio de poder hacerte libre de sus ataduras, susurrándote el mismo nombre al oído una y otra vez. Es así, todos hemos sido a veces cuchillo, otras veces herida. Los peores cuchillos son los que te maldicen a mordiscos por dentro. Las peores heridas son las que nunca terminan de curarse. Pero yo sigo aquí, armada y herida.

Y de esta manera me ataca mi cuchillo y se desangra mi herida:

 Me acompaña tu recuerdo, del que siempre me acuerdo.