Todo le transporta, su mundo ya no es este, detesta tener que volver tan solo un segundo más, pide bajo este cielo azul celeste, no quiero irme de esta habitación para dos almas que son libres.
Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.
CVL
martes, 25 de febrero de 2014
He aprendido un par de cosas durante estos años. Para empezar, las promesas son mentiras camufladas de ilusión, de esperanza, de felicidad. Las promesas no se cumplen, porque cuando las haces te encuentras en un estado de fidelidad incondicional que con el paso del tiempo se rompe. Son simples quimeras que nos atormentan cuando nos damos cuenta de que no se cumplieron como nos habría gustado en un pasado. Las palabras suelen ser engañosas y mezquinas, las promesas se cumplen y se hacen con hechos, sin necesidad de palabras de por medio.
Por otro lado, cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa es lo que sea, puede llegar a suceder, de quien menos te imaginas, donde nunca pensaste, cuando menos lo esperabas. Puedes esperar todo de cualquiera, la vida siempre te va a sorprender de la manera más surrealista y cómica. Probablemente lo que parecía más obvio y lógico es lo que acabará mal y sin embargo, aquello que era más pequeño y oscuro un día iluminará tus noches como nunca creíste que lo haría.
No prometas nada, no esperes nada. Todo es posible.