Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

jueves, 6 de febrero de 2014



A veces todo se desvanece, todo se vuelve oscuro o quizá rosa. Pero de repente cierras los ojos y tu realidad cambia por completo. Tu cabeza deja atrás tu otra vida, eso que se conoce como pasado, y empiezas a mirar más allá. Simplemente quieres encerrar el presente en una caja con llave para que nadie te lo robe porque te das cuenta como se han ido colocando todas esas piezas desordenadas en tu tablero. No quieres que el tiempo pase, solo quieres cerrar los ojos y abrirlos, y que todo siga ahí, intacto, sin que el tiempo lo marchite. Algunas flores son demasiado bonitas y no deberían estropearse nunca. Sabes que tienes el mundo bajo tus pies y en tus manos, que todo es tuyo y puedes hacer con ese todo lo que más te apetezca porque así es la vida. Y no todo es perfecto, pero te gusta porque esa imperfección hace que mires las cosas con ilusión, algunas imperfecciones son increíblemente bonitas. Entonces ocurre. Sabes que todo ha cambiado, que mañana no será lo mismo que fue hoy pero sientes la adrenalina de saber que el futuro que te espera puede ser maravilloso, aunque totalmente desconocido. Una página en blanco que rellenar. Entonces eres feliz y todo tiene sentido. Has encontrado un lugar en el que el frío ya no existe.