Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

sábado, 31 de diciembre de 2011


Decir adios, nunca ha sido fácil. Todos los "adios", esconden lágrimas, caminatas largas en películas en blanco y negro, que se suceden con un the end. Hoy toca poner ese broche final a un año más que se marcha. ¿Cómo explicar, lo que quiero deciros? Intento sumergirme en el tiempo, viajar en el para darme cuenta de que como empezó, no acaba. Y es tan curioso darse cuenta de esto, de como el tiempo es el arma más poderosa, como consigue poner cada pieza en su lugar, a pesar de haber tirado la tuya infinitas veces hasta hacerte sentir derrotado. Pero, es en ese año que se escapa, es en el que he descubierto esta verdad, eso de que "el tiempo pone a cada uno en su lugar", eso de que "uno recoge lo que siembra". Paseo por el tiempo, y me detengo en un paso de zebra, donde alguien susurra en un oído un te quiero, y se aleja como si pisara las nubes. Recuerdo una noche fría de Enero, que parecía un sueño que se había despertado. Me quedo con cada lágrima, con cada punzada en el pecho, con cada vez que huido de ti, cuando realmente huía de mi misma. Sigo paseando, y me detengo en el abrazo de dos amigos entre la multitud que se dicen que se quieren, y sonríen. El tiempo se detiene en la risa de dos amigas recordando viejos tiempos, mientras se dan la mano y se miran con ojos de "te necesito". Me quedo en el horizonte, escuchando una conversación entre dos personas, que buscan la felicidad y no saben donde encontrarla. A lo lejos, una chica llora desconsoladamente, pero parece sonreír con el abrazo de una amiga que le dice, "no llores, tú vales más que todo esto" Consigo, ver dos sombras en un banco, que fuman e intentan averiguar el porque a sus problemas. Me vienen a la cabeza historias y recuerdos que llaman a mi puerta preguntando por mi.
Besos, caricias, miedos, y sueños. Metas pisadas y lejanas, abrazos, decepciones, lágrimas de dolor y de risa.
No puedo pedirle más al nuevo año, porque creo que me han dado todo lo que he pedido. Pero pediré un deseo, que no diré por miedo a que se desvanezca.



Gracias por cada quimera.