La primera vez que me enamoré tenía 16 años.
La segunda vez que me enamoré tenía 26.
Sé que no me enamoré otras veces porque hubo otras personas que quise pero no me enamoré de ellas.
Ahora tengo 28 años. Y quizá tengan que pasar 10 años otra vez para que vuelva a pasar. No lo sé.
Pero me sigue pareciendo un milagro tan increíble que para mí ya es una suerte haberlo sentido en mi vida.