Publico la mitad de lo que escribo y eso me gusta.

Hablo de la mitad de lo que sé, y eso me hace sentir medio llena para que siempre queden espacios que sigan abiertos como mis ojos, para que nunca me canse de mirar lo que nunca voy a terminar de aprender.

Camino la mitad de lo que puedo porque nunca sabré cuando voy a doblar una esquina en la que haga falta correr.

Siempre me guardo un as en la manga por eso de que la mitad de la vuestra guarde un sitio para mí y la mitad de la mía guarde un sitio para vosotros.

Pero, si hablamos de entregar, entrego la totalidad de lo que soy a todas las cosas que me hacen cerrar los ojos, porque tengo la teoría de que lo que hace que los cierres es por lo único por lo que estamos aquí, ahora y siempre.