No puedo dejar de ser desconfiada cuando he visto cómo pueden llegar a despreciarme hasta el punto de decir “esto me duele” y que parezca silencio.
Cuando he visto hasta donde puede llegar una persona que te quería. A no tenerte ni el mínimo de educación que no es que merezca yo, sino que merece el tío que está cruzando ahora mismo la calle.
Que yo ahora me sienta invisible, no, no es casualidad.