Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 13 de diciembre de 2021

 

Salud mental. Si me pongo a escribir sobre la carga inmensa que hay para mí detrás de esas dos palabras dibujo un fundo difuso donde no predomina ningún color porque todos acaban entremezclándose. Siento que dedicarme a mí estás líneas y hacer que el dibujo al fin alcance una forma precisa es algo que me debo.

Ha marcado este año. Ha marcado lo que soy. Me remonto a 2020, al inicio de la pandemia y veo como empieza a deteriorarse. 2020 fue como jugar a la gallinita ciega. Fue el año con el que empezó este juego. Primeras vueltas sobre mí misma, eczema en las manos. Incapacidad para descansar. Más vueltas. Falta de concentración. Más vueltas. Ansiedad y vueltas. Perder el apetito. Y el peso. Vueltas. 

Así empezó 2021, ya no quedaban más vueltas que dar sobre mi misma, ahora me sueltan y camino. Y caminas volteándote sobre tu cuerpo porque estás mareado. Pero el juego consiste en extender tus manos y alcanzar algo con los dedos. Así comenzó este año para mí, sintiendo como poco a poco mi mente iba cayendo de un lado al otro sin ni siquiera permitirme ser dueña de mis propios pasos. Podría decir que ver dañada tu salud mental se parece a perder la voz. Ya no sabes usarla de la misma manera. Dices y te callas. Con desorden.

Mi mente ha hacía sentirme tan sola que, muchas veces, he optado por apartarme y alejar cosas y personas de mí por miedo a que por un momento pudieran detectar que se asomaba niebla desde mi sombra, por miedo a que renunciasen a la libertad que tanto amo. Por eso, valoro tanto la libertad de los demás, porque sé lo que es sentirte encerrado en una jaula y ver como todo lo que quieres se queda al otro lado.

Salud mental. Siguen siendo dos palabras. Tan solo dos y lo que abarcan no cabe en ninguna parte. No sé si ha sido el año que más he llorado, lo que sí sé es que las lágrimas han sido profundamente distintas, aunque también sé que todo lo que he reído ha sido tan real que también ha conseguido que llore de la risa. Me he sentido muchas veces infinitamente injusta con los demás por no darles lo que se merecen, por no acertar, por no llegar a la altura. Pero el término injusticia cambia de sentido cuando lo eres contigo mismo. Y yo no he sido justa cada vez que he pensado que no estaba dando a nadie lo que no he podido darme ni siquiera a mí.

Aún dirán que lo peor del covid ha sido el covid. Y eso que yo nunca me he contagiado. Pero sigo luchando contra sus consecuencias en mí.

Salud mental. 

Yo me considero una persona increíblemente afortunada. He estado siempre rodeada de personas que han sabido escuchar mis silencios, que han querido esperarme, que han estado conmigo en todas las batallas. Soy una mujer con suerte. Y soy una mujer mucho más fuerte, que ahora solo quiere usar toda esa fuerza en ser cada vez mejor persona. Y cuidar. Cuidar mucho. Definitivamente, es la forma más sincera de decir un te quiero. Salud mental. Es una lucha que solo entiende quien la enfrenta. Hay mucha gente valiente ahí fuera.

Salud mental. Me da absoluta vergüenza escribir esto. Por eso mismo sé que aún queda mucho por hacer.

Y por eso, lo comparto.