Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

sábado, 4 de diciembre de 2021

 

Observo lo que me rodea. A las personas. Muchísimo. Me empapo de lo que otros quieren compartir conmigo e intento aprender también de las experiencias que no me pertenecen. Es algo tan intrínseco en mí que no sé no hacerlo. Miro la sociedad en la que vivo y aprendo a vivir. Y pienso en las relaciones humanas que al final son lo más profundo y difícil de todo lo que habita en este mundo. Me paro a pensar en la tendencia actual de las relaciones, de las personas con las que convivo, de las personas que conozco y que puedo llamar amigos. Tan diferentes. Maravilloso. Y hago de sus historias las mías porque las siento como tal. Y veo a mi alrededor tanta desgana, tanta falta de fe, de solidez, que me aterro. 

Pienso en cómo se construye hoy en día, en los valores que pululan, en las preferencias de tantísimas personas que están ahí afuera. La gente ansía tener un rey o una reina y eso les hace sentirse protegidos. Les hace sentirse más grandes porque ya no son solo uno sino dos. La gente no sabe sentarse en un trono sin otro a la izquierda. Me asusta pensar, que como yo, y como otro pequeño número de personas, somos muy pocos los que no queremos una reina. Mejor dicho, no queremos a alguien a quien llamar reina. Yo si tengo que elegir, quiero un reino. Un reino repleto de experiencias compartidas. Lo quiero lleno de cascadas de momentos que fluyen, de besos, de abrirme en canal y contar de mí lo que casi nadie sabe. Lo quiero lleno de vulnerabilidad, de abrazos, de confesiones. También lo quiero roto. Y quiero ver cómo eso también forma parte de lo que llamamos nuestro reino. No quiero perfección, quiero caídas. Quiero saber levantarnos. Quiero que cueste joder, que sea difícil. Quiero perderme en mi reino y saber encontrarme dar la vuelta y verte ahí. Quiero que te pierdas. Sal corriendo muy lejos cuando no sepas quien eres, cuando no me necesites. No me necesites nunca. Quiero que en algún momento entre las grietas te rompas y rompas el paisaje. Quiero volver a regarlo contigo cuando algo nos sepa a poco, cuando las cosas se estropeen poder sembrar y ver cómo van creciendo nuevas flores. Quiero algo real. Y lo real implica también todo eso de lo que ahora la gran mayoría solo huye. ¿Cuánto puede durar un reino sin lluvia? ¿Es eso lo que ahora duran las relaciones? ¿Hasta que se acumulan unas pocas lluvias torrenciales?

La falta de implicación. He ahí la clave. Lo hablamos entre nosotros. La gente se cansa muy rápido y se va. Buscan otro rey, otra reina. Se conforman con tan poco. Joder, todos vamos a acabar tirados en el suelo, sin poder mover las manos para hacer fuerza. A veces nos toca a nosotros dar el doble. A veces le toca al otro darlo. Sin esto, ¿qué se puede construir? Solo papel mojado, castillos de princesas en el aire que irremediablemente tienen los días contados. Me decía uno de mis mejores amigos que de los años que lleva con su pareja, hubo un año que se volvió la persona más insoportable del mundo. Ansiedad, tristeza. Llámalo x. Una sensación de mierda que le salpicaba y por ende a ella. Y por consiguiente a lo que son juntos. Frente a la corriente de abandono el barco y aquí te quedas, se comió probablemente días seguidos de lodo. Tirar para delante no tiene que significar siempre tirar la toalla. No somos nada sin empatía hacia nuestros seres queridos, y a veces cuidar, también es callarse, tener paciencia y dejar de exigir. Pero eso brilla por su ausencia. Estamos llenando el mundo de una irrealidad paupérrima que se extiende sin contemplaciones. Nos hemos creído que las conexiones humanas no pasan por quebraderos de cabeza. Y cuando llegan y se instalan en el lecho, ciao. Antes no era así, al menos no de esta manera. Y lo digo por experiencia propia, por suerte. Ahora ya no lo veo. Mi propia experiencia y la de los demás me lo confirma.

Vamos de una vez a dejar infectar emociones que no nos interesan y salir despavoridos a buscar otras. Vamos a empezar a respetar los desequilibrios, fantasmas, espacios y tiempos de los demás.

Que de una vez se le deje de hacer al amor algo que no es amor.