Hay días en terapia que lloras.
Lloras tanto que empiezas a hablar sin pensar.
Entonces, empiezan a salir cosas que están enquistadas. Hay que prestar mucha atención a esas cosas.
Entonces sales, pisas la calle, y sientes lo más parecido a una resaca.
Te has sido sincero.
¿Tú pagas ese precio, o por el contrario, te cuentas mentiras?