Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

domingo, 18 de julio de 2021

 

Me veo a mí. Sentada frente a un acantilado rocoso, hay un atardecer y me gusta mirarlo. Hay olas que rompen en la orilla y rocas, y piedras. Miro al horizonte para mirarme a mí. Y pienso. 

Pienso en todos estos días, en todos estos meses, en este año tan negro y tan frío. Pienso que empezó lleno de nieve para traerme una ventisca de desesperanza y de miedo al corazón. Pienso en todas y cada una de esas cosas que me han ido erosionando igual que a la roca que tengo en los pies. 

Me veo a mí con dos maletas, resbalandome por las calles de Madrid, buscando un hueco a duras penas para poder tocar el sueño de tener a quien quiero cerca otra vez. Y al final me caí al suelo, resbale con las maletas y me llené de nieve. Alguien más listo que yo supo aprovecharse de mí y perdí más motivación que dinero. 

Me veo con unos cascos en las orejas, renunciando a lo que he dedicado tantos años, a mi pasión y lo que me gusta. Me veo frente a un ordenador y escucho cómo me insultan, cómo me gritan o incluso cómo se hacen una paja. Y me voy a mi casa. A veces me río, otras salgo llorando.

Me veo alejada de mi libertad, de la independencia por la que tantos días pasé en el metro, a la que he apreciado y me ha dado muchos de los mejores momentos de mi vida. Me veo en casa de mamá, llegando de trabajar. Sabiendo que mañana será lo mismo, que atrás han quedado tantas cosas.

Me veo cada vez más apagada, me veo triste y frustrada. Me veo pequeña. Me veo a mí vacía de todos mis sueños, apartada de la libertad que me hace ser yo. Que me hace ser feliz.

Me veo llorando en un banco, veo como alguien que quiero se marcha. Lo respeto, qué responsabilidad puedo dar a nadie cuando no me la puedo dar ni siquiera a mi misma. Y vuelvo a llorar. En estos momentos no por favor, es cuando más te necesito, me escucho pensando. Yo no me habría ido así si tú estuvieras así, probablemente te habría querido más que nunca porque quiero que sientas mi mano cuando no sientes la tuya. Pero sí, y con ello se va un proyecto que jamás fue proyección.

Me veo, veo todos estos derrapes, veo el tiempo que me han robado, veo los sueños atrapados en jaulas que no tienen llave. 

Intento hacerme más fuerte. Creer que hay maletas que si que llegan para instalarse, que si que vales para dedicarte a lo que más te gusta, que eres más que válida. Pienso que si que hay alguien que en esta situación te habría entendido, que no te habría abandonado. Pienso en cómo de fuerte hay que ser, y no lo soy, pero intento aprender cada día a serlo más y más y más.

Y ahora miro mis pies, y estoy sola, absolutamente sola, no quiero que nadie se siente conmigo a curarlos. No quiero que nadie tenga que hacerlo. Quiero hacerlo yo sola para cuando yo quiera ponerlos en donde el destino me diga. Miro mis pies y pienso en todo lo que me va a pasar en poco tiempo más. En volver a salir de esta ciudad que detesto, volar, ser libre para volver a ser yo otra vez. Y me cuesta hasta creérmelo. 

Jamás un suelo había estado tan frío.