Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

jueves, 22 de julio de 2021

 

Está bien perderse.

Está bien caerse y que te salgan rasguños.

Está bien reconocerte en todo lo que haces, hasta cuando te gusta un poco menos.


Está bien equivocarse. Algunos lo entenderán y lo perdonarán. Otros no. No pasa nada. Es correcto cruzarse con todo tipo de formas y sombras.

Está bien dedicarte todo el tiempo que necesitas. Para ti. Para volver a ser tú, a rechazar tus miedos, a mejorar tus inseguridades, a aprender a ser mejor persona, a recuperar tu esencia.

Está bien saber vivir sin compañía. Siendo uno. Saber ser uno y respirar. Ser feliz siendo uno. Creo que la vida quiere que sea yo conmigo, que me conozca mejor, que me respete, que me de más responsabilidad a mi misma, que valore, que me recupere de tanto derrape.

Está bien perdonar. Dar segundas oportunidades, y terceras y cuartas. Yo si que creo en las oportunidades para todo y para otros. Sino me pongo a hacer cuentas de las que me he dado a mí misma...

Está bien tener miedo. El que nunca tiene miedo no es un valiente. Valiente es el que siente el miedo y cuando está preparado lo enfrenta. Eso sí que tiene valor. Como el que presta lo que tiene cuando está en números rojos.

Está bien no saber qué va a pasar. La incertidumbre es correcta. Es un ingrediente intrínseco de la vida. Que dispara al pecho para que asuste. Y yo no sé que va a pasar conmigo. No sé que me depara la vida. Las nuevas personas con las que voy a tener que compartir todos mis días, mi nuevo barrio, mi nueva vida. Y eso se llama incertidumbre, y la reconozco, y la acepto.

Está bien que te fallen. A veces no estamos a la altura y no lo están con nosotros. Somos errantes. Y somos libres, y eso incluye fallar. Y eso también incluye ver qué somos cuando nos fallan. Y eso incluye ser o no persona merecedora de muchas cosas. Y eso incluye aprender. Y saber distinguir, y poder comparar con otras cosas que has conocido, y con ello darte cuenta de que no has sido lo mismo para todos, y que si alguien no ha sabido cuidar lo que eres cuando tu no lo cuidas, la vida ya te mostró como otro si lo hizo. Eso alivia. Porque sabes que el problema no solo eres tú. Tú eres un cúmulo de errores, de torpezas y de circunstancias. Pero no eres únicamente el problema. Y eso está bien.

Está bien ser autocrítico. Hablar contigo, como yo hago, en voz alta muchas veces. Razonar con tu mente, rectificar, porque aunque no siempre sea a tiempo, aunque no siempre te esperen y ya no importe, rectificar es de sabios. Y está bien señalar a otros pero sólo si antes te has señalado a ti.

Está bien vivir.