Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

sábado, 12 de junio de 2021

 

No sé en que momento las cosas se pusieron tan negras en mi vida. Era un cielo sin estrellas y sin luna. Oscuridad total.

En realidad, no me apetece buscar el tono poético, ni la metáfora. Prefiero esta vez escribir sin tapujos, con más o menos arte, pero vaciando el alma.

Vi cómo me comieron la ficha y derrepente me vi de nuevo en la casilla de salida. Adiós independencia, adiós trabajo, adiós mi propia vida. Tuve que renunciar a todo dejando que una fuerza incontrolable decidiese por mí lo que iba a ser mi vida. Probablemente ha sido y sigue siendo, una de las rachas más difíciles a las que me he enfrentado en mi vida. Todo mi mundo se ha desmoronado y he tenido que dedicar mi tiempo a un trabajo desmotivante, en una ciudad que no me gusta y en una casa que me aleja de la que quiero que sea mi casa. Y así de golpe. La vida viene a veces y te deja así. Vestido de torero. Añadiéndole además que la salud tampoco está en su momento más álgido. Y con todo este contexto, el mío, con sus circunstancias, y después de varios episodios duros que me han hecho perder la fé en muchas cosas y aún así he conseguido reunir fuerzas para varios intentos nefastos de salir de aquí, me veo además asumiendo que la persona que estaba a mi lado, no solo no lo ha entendido, sino que además ha exigido y me ha echado en cara no estar a la altura. A la altura. Cuando he estado en el subsuelo para mi misma. Y cuando las cosas se ponen tan feas y no puedes darte ni a ti misma tu 10%, adiós. Y de la manera más negra que he visto nunca.

La lectura positiva de todo esto es que de aquí sólo puedo salir más fuerte. Que quiero a alguien que me llame lo que me llame, que me considere lo que considere, esté al pie del cañón, que precisamente no se vaya cuando más lo necesito, y que además se crea que está en la posición de culparme de no haber sido capaz de dar más cuando ni siquiera sé cuánto tiempo llevo sin darme a mí. No es por recriminar, no quiero, ni me interesa. Pero que decepción tan grande. Yo siempre me paro a apreciar el contexto de los demás para entender sus actitudes, para entender su estado de humor, para entender sus demonios y sus malos días. Ahora mismo sigo ante una situación muy difícil que me ha trastocado psicológicamente demasiado y además cargando con las palabras de "todo esto ha sido por ti". 

Pero es que resulta que por mí no habría sido nada, que por mí nada habría sido de esta manera, que la pandemia me quitó de las manos mi capacidad de decisión y que fuera como fuere me veo frente a uno de los momentos más duros de mi vida.

Y tú, con todo tu egoísmo, no has sido capaz de entender absolutamente nada, cuando yo he intentado entenderte absolutamente en todo. 

Estoy segura que de esto algo aprenderé. Y que la vida acaba siendo justa para todos. Que todo se devuelve en la misma medida. Y que sé, con total certeza, lo muchísimo que yo me merezco.