¿Sabes cuántos pasos hay de tu casa a la mía?
Yo sí porque los conté.
Nos separan un millón de suspiros al aire que no llegarán a tu cuello.
Hay un sinfin de sueños entre mi calle y la tuya,
y son siete los semáforos que me hacen el camino más lento hasta tu boca.
Una colilla apagada en tu esquina es la que me avisa de lo inoportuna que soy, y que te habrás dormido antes de que marque tu número para que me abras.
Entre tu casa y la mía hay apenas unos metros pero tantos kilómetros de desencuentros que para cuando quiero llegar siempre se me ha hecho tarde.
Hay un paso entre tu cara y la mía y un centenar de ellos entre mi risa y la tuya, que no se juntan ni aunque me asome a mirarte y sepa que eres tú quien se cambia de acera.
Hay un puente entre el perdón y el olvido que no tiene final construido y son varios los túneles que no nos atrevemos a cruzar.
Sí. Conté los pasos que me separan de ti.
Y son tantos que, cuando camino hacia ti, el horizonte nunca me pareció tan lejano.