Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

lunes, 8 de abril de 2019



Una de las peores piedras que puedes arrastrar a la espalda, y que no te va a soltar nunca porque vivirá contigo, es esa piedrecita que cabe en cualquier bolsillo pero pesa toneladas. Esa piedrecita que tiene un "¿Y si?" grabado. Y lo peor de todo, un "¿y SI?", escrito por nosotros mismos.
Si de hecho tomar decisiones es difícil, no tomar ninguna es aún más complicado. Probablemente ese tren que no cogiste, ese lugar al que no acudiste o ese beso que preferiste no dar, pesen mucho más, que el tren al que subiste a tiempo, ese lugar al que te presentaste puntual o ese beso que más que un beso fue una locura.
Todo aquello que no hiciste, que no haces, e incluso que no harás y que deseas, se quedará plantado dentro de ti, y crecerá una planta fuerte que no se marchitará ni aunque dejes de regarla. Una planta que vive de los arrepentimientos más banales del ser humano. Que vive como ese "¿Y si?" y que se queda ahí junto a todas esas dudas sobre cuan diferente habría sido todo si, simplemente, hubieses hecho algo demasiado simple: Lo que verdaderamente querías.
Es muy típica esa frase que dice; "es mejor arrepentirse de lo que hice a lo que no". Pero es que a veces en las ideas más repetidas y conocidas por todos, esta el quid de la cuestión:
Nunca, por muy mal que te salga, vas a arrepentirte de hacer algo que realmente querías.