Vivimos en un mundo, que es de todo menos recíproco, si quieres que corra, se detendrá, si quieres que pare, irá más deprisa. Y que lo que veas puede ser tan contrario a lo que sientas, y lo que pienses a lo que oigas, y lo que vivas a lo que desees. Esto funciona así, somos esclavos de nosotros mismos, y sin embargo nosotros no decidimos nada. Tanta gente que anda sin saber lo que pisa, y mientras yo no mido ni uno sesenta y llego a tocar el cielo.