Que la vida no es lo que queramos que sea, es lo que ella misma es, y si, en ella interviene el azar, algo que está fuera de nuestro alcance. Vivimos en un mundo de injusticias, y no nos damos cuenta de que nuestra propia vida es la que de forma más injusta nos trata. No nos da opción a decidir más que, qué ropa ponernos mañana, o que cenar hoy, pues algo que no decidimos decide por nosotros, decide sobre lo más importante sin tener en cuenta lo que pensemos, quien sabe si mejor o peor, pero así lo hace. Hoy a ciencia cierta se, que por mucho que te empeñes en lo que no es, no vas a cambiar tu realidad, no vas a cambiar lo que eres por lo que te gustaría ser. Y es así, tan cierto como que la luna nos ilumina de noche, y el sol por el día. Quise ser tantas veces lo que no era, hasta que cierto día me di cuenta de que esta es mi vida, con su sol cada mañana, y su luna cada noche, que yo soy así, y este es mi destino; aquello que desconozco y que alguien escribió por mi. 

Hoy se que el destino ayuda a quienes lo aceptan, y arrastra a quienes se resisten.