Todo le transporta, su mundo ya no es este, detesta tener que volver tan solo un segundo más, pide bajo este cielo azul celeste, no quiero irme de esta habitación para dos almas que son libres.
Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.
CVL
martes, 8 de marzo de 2011
Ella intentaba abrir aquel tarro de mermelada. Le fallaba la fuerza, pero no quería la ayuda de nadie, ese día ella se sentía capaz de todo, y nadie rompería aquella fuerza que había nacido de forma incomprensible en ella. Lástima, que poco acostumbrada a hacer uso de su fuerza, la mermelada inundó sus manos y su cuerpo, convirtiéndolo todo en una materia pegadiza. Todo tiene un sabor a chicle, se agarra a mi cuerpo, y cuando consigo desprenderlo de mi pecho, se agarra a la mano con la que he estirado de el. Todo se pega a mi. La mermelada se extiende por todo mi cuerpo. Parezco una tostada con mordiscos por el cuerpo. Solo eso, una tostada. Es lo que perezco, o ¿soy algo más?
- Yo creo que sí.