Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

miércoles, 16 de febrero de 2011


Esa mirada. Tenía algo, que aún después de tanto tiempo no había conseguido averiguar. Pensaba en aquello que debía poseer, que la poseía. Pensaba en cada rasgo. De poco le servía. Pensaba en su última promesa, no podía fallarle, sabía que el no lo habría hecho. Recordó sus últimas palabras. La última vez que le apretó la mano, y como fue sintiendo que su fuerza se desvanecía, y sus dedos quedaban desabrigados. Sintió la necesidad de apretar algo que le recordara a cada parte de su ser, al tacto de su cuerpo, al aroma de su piel. Recordó entonces que no le había dejado nada, solo un millón de recuerdos.
Fue entonces cuando descubrió realmente todo lo que le había dejado. Una vida para escribir su historia.
Hoy le echo tanto de menos, que voy a morir de dolor.


Silvia.