Sé que existes. Que estás allí, en algún lugar, esperándome. Pero no te preocupes, nos acabaremos encontrando. Al fin y al cabo, no sabes quien soy.

CVL

jueves, 21 de octubre de 2010

Hoy me apetece escribir. Me apetece sacar. Y nisiquiera sé sobre que hacerlo. Quizás sea absurdo, esto, quizás sea absurdo todo. Porque existe el tiempo. Y el tiempo acabará contigo. Lucho contra el, la verdad, que es una batalla que no me cuesta ganar, pero parace que los que van a mi alrededor han sido vencidos. Además, parece que a sido más fuerte el tiempo, que las ganas de luchar por mi. Pero yo sigo de pie. Sigo ahí, cada día con menos ganas, con menos ilusión, con menos fuerza, y el cansancio se nota. Pero sigo, creo en palabras, soy fiel. Pero a mi alrededor, veo a mucha gente acostada. Nadie se levanta, ya nisiquiera se molestan en mirar. Me siento impotente, y a la vez tan sumamente gilipollas. Me apetece correr, abandonar la batalla, descansar por un momento. Y en vez de correr, huir, como hacen tantos y tantos cobardes que pueblan el mundo, grito. A veces se escapa alguna lágrima entre los chillidos. Pero las lágrimas se van. Mis ojos se cierran, y una fuerza superior a todo, me recorre el cuerpo, me llena y me hace abrir los ojos con fuerza y con ganas de seguir luchando. Esa fuerza: Sentimientos
Ahí está el problema de los cobardes; quieren luchar, tienen fuerzas, porque tienen sentimientos, pero no pueden porque les vence su propio miedo absurdo, ocasionado por ellos mismos, y se tapan los oídos para no escuchar a su corazón, siendo seguidores exclusivamente de su cabeza.

La batalla sigue, yo en pie, falta de ilusión, falta de detalles, falta de cariño, pero tengo sentimientos, y no soy cobarde.